Desde su fundación en 1905, Boca Juniors se ha consolidado como uno de los clubes más importantes de Argentina y del mundo. Pero detrás de cada victoria y hazaña, hay una rica historia que también incluye los lugares donde el equipo desplegó su magia. Desde los humildes comienzos en Dársena Sur hasta la majestuosidad de La Bombonera, el recorrido de los estadios refleja el crecimiento de un club que marcó generaciones.
Dársena Sur: los primeros pasos
El Club Atlético Boca Juniors dio sus primeros pasos en un campo ubicado en la Dársena Sur, en la zona de los astilleros del puerto de Buenos Aires. Este espacio rudimentario fue adaptado como cancha de fútbol y sirvió como el primer hogar para un equipo que recién comenzaba a hacerse conocido. Allí, Boca disputó sus primeros partidos amistosos y dio forma a una identidad que estaba profundamente arraigada en la clase trabajadora.
El camino hacia Isla Demarchi
En 1908, el club se trasladó a Isla Demarchi, un terreno ubicado también en la zona portuaria. Este cambio marcó un paso adelante en infraestructura, aunque todavía estaba lejos de las comodidades de los estadios modernos. Este campo, improvisado pero funcional, fue testigo del crecimiento deportivo del equipo. Sin embargo, la necesidad de un espacio más estable pronto llevó a Boca a buscar nuevos horizontes.
Brandsen y la consolidación en el barrio
En 1912, Boca Juniors encontró un hogar más permanente en un terreno alquilado en la calle Brandsen. Este estadio, conocido como “la cancha de madera”, marcó un hito en la historia del club, ya que fue el primer estadio donde se cobraba entrada para los partidos. Con capacidad para miles de espectadores, se convirtió en un punto de encuentro para los hinchas boquenses. Fue aquí donde el club comenzó a cimentar su reputación como uno de los grandes del fútbol argentino.
En 1914, debido a problemas contractuales, Boca se trasladó temporalmente a Wilde, en el sur del Gran Buenos Aires. Este cambio generó descontento entre los hinchas, quienes sentían que el club debía permanecer en el barrio que lo vio nacer. A pesar de ser una etapa breve, este estadio es parte de la historia de Boca y su lucha por encontrar un hogar definitivo.
El regreso a la Boca y la primera cancha propia
En 1916, el club regresó al barrio que lo vio nacer, instalándose nuevamente en la calle Brandsen, donde construyó un estadio de madera más sólido y con mayor capacidad. Este fue el lugar donde Boca ganó su primer campeonato oficial en 1919, lo que consolidó aún más su posición en el fútbol argentino.
La Bombonera: un ícono mundial
El gran salto llegó en 1940 con la inauguración del actual estadio Alberto J. Armando, popularmente conocido como La Bombonera. Este coloso, con su forma única y su vibrante acústica, se convirtió en un símbolo no solo del club, sino del fútbol argentino. Diseñado por el arquitecto Viktor Sulčič, el estadio cuenta con una capacidad para más de 50 mil espectadores y es conocido por la cercanía del público al campo de juego, lo que genera una atmósfera inigualable.
La Bombonera ha sido escenario de innumerables títulos y glorias, tanto a nivel local como internacional. Desde la obtención de la Copa Libertadores hasta históricos superclásicos frente a River Plate, este estadio es el corazón de la pasión boquense.
Un futuro con proyectos en el horizonte
Aunque La Bombonera sigue siendo el alma de Boca Juniors, el crecimiento de la masa societaria y la demanda de un estadio más grande han llevado al club a evaluar posibles ampliaciones o la construcción de un nuevo estadio. Estas discusiones generan opiniones divididas, ya que muchos hinchas consideran que La Bombonera es irremplazable.
La historia de Boca Juniors no puede entenderse sin sus estadios. Cada uno de ellos representa una etapa en la evolución del club, desde los humildes comienzos en Dársena Sur hasta la magnificencia de La Bombonera. Este recorrido no solo refleja el crecimiento de un equipo, sino también la pasión inquebrantable de sus hinchas, que han estado presentes en cada rincón donde Boca ha dejado su huella.